viernes, 26 de mayo de 2023

La prensa y televisión española se hacen eco del aniversario

Como era de esperar, varios medios españoles escritos, sonoros u audiovisuales se han echo eco del aniversario tubular.

En medios como Tele5 hemos tenido una breve mención de apenas medio minuto sobre ello, donde se han dicho algún que otro disparate como que es el disco más vendido de todos los tiempos. ¡Ya nos gustaría a nosotros! Pero bueno, es de agradecer que unos informativos relaten el aniversario. Nunca resta.

Por otro lado, en radios como Kiss FM han hablado directamente de la reedición que hoy se ha puesto a la venta, nombrando datos e información sobre el famoso Tubular Bells 4.

https://www.kissfm.es/2023/05/26/reedicion-de-tubular-bells/

Y en prensa escrita y online, tenemos para aburrir. Os dejamos algunos de los más destacados:

https://www.epe.es/es/cultura/20230524/50-anos-disco-tubular-bells-mike-olfield-87821274

https://www.lavanguardia.com/cultura/musica/20230524/8990139/tubular-bells-mike-oldfield-50-anos-sonido-progresivo.html


Este de La Vanguardia lo ha compartido hasta el mismísimo Pedro Sanchez, y gracias a nuestro colaborador Helios, ponemos aquí el artículo completo:

Mike Oldfield tenía solo 20 años cuando salió a la luz Tubular Bells el 25 de mayo de 1973, el álbum que compuso e interpretó prácticamente en solitario y que le otorgó una fama todavía viva 50 años después. El disco es referente de la música experimental venidera y una de las piedras angulares del rock progresivo junto con Dark side of the moon , de Pink Floyd, publicado dos meses antes.

Como todos los clásicos, Tubular bells tiene una intrahistoria documentada que arranca en una finca campestre de Oxfordshire donde un joven de 23 años llamado Richard Branson había instalado su primer estudio de grabación. Allí entró con 19 años un también joven Mike Oldfield que impresionó a sus compañeros con un proyecto a la altura de la ambición adolescente: una sinfonía titulada en un principio Opus one donde él mismo interpretaría los más de 20 instrumentos que debían sonar en su interpretación. Y, como todos los clásicos, la fortuna desempeñó su papel: al entrar Oldfield en el estudio se cruzó con John Cale, uno de los fundadores de The Velvet Underground, que desmontaba su equipo tras haber grabado. El joven músico se fijó en un instrumento que acarreaba el anterior inquilino de la sala, unas campanas tubulares que Oldfield pidió para incluirlas en su nutrida colección de sonidos, sin saber lo cruciales que acabarían siendo.

El álbum fue un éxito inmediato en el Reino Unido, donde entró en la lista de los 10 más vendidos y se mantuvo durante 5 años

“A finales de los sesenta todo el mundo quería hacer música progresiva”, explica Mike Oldfield sobre los orígenes del disco en una reciente entrevista en la revista Prog . “En los carteles coincidía a veces con grupos como Pink Floyd, Free e incluso Black Sabbath. No es que absorbiera influencias, estaba todo ahí delante”. Todas esas sonoridades se volcaron en un tema de casi 50 minutos dividido en dos partes para encajarlo en el vinilo. La primera de ellas se grabó en tan solo una semana de epifanía musical, mientras que la segunda requirió de algunos meses, un proceso definido como “catártico” por su creador. “Fue el único momento en el que me sentí cuerdo y vagamente feliz. Imagino que describe en pocas palabras la angustia de la adolescencia”, explica Oldfield, que de joven tuvo que lidiar con los problemas mentales de una madre alcohólica, una adicción que el joven y solitario compositor heredó, a la que sumó el consumo de LSD, que le dejó como herencia el padecimiento de ataques de pánico.

Nada de esto, sin embargo, puede quitarle el orgullo que siente por Tubular bells, “cómo una idea fluye hacia otra, y las ideas variadas que hay por todas partes. Tiene una gran introducción, grandes riffs y melodías encantadoras”, explica, sin olvidar la voz de Viv Stanshall y la buena idea de introducir las campanas tubulares. “Todo parecía encajar, como si la rueda de la fortuna hubiera girado esa vez a mi favor”.

El disco fue un éxito inmediato en el Reino Unido, donde entró en la lista de los 10 más vendidos para permanecer durante cinco años. El éxito internacional tuvo que esperar unos meses más, hasta el estreno de El exorcista , legendario filme de terror para el que su director, William Friedkin, eligió la apertura de Tubular bells como banda sonora. Y aunque la idea no gustó en un principio a Oldfield, le otorgó un Grammy en 1975 a la mejor composición instrumental, además de convertir el tema en un superventas a nivel mundial que ha vendido 18 millones de copias. Un éxito compartido con Virgin, la productora de Richard Branson que se estrenó publicando el disco de Oldfield sin saber por aquel entonces que ponía la primera piedra de un pequeño imperio.

El sello británico fue el encargado de publicar los siguientes trabajos del joven artista, donde destaca Hergest Ridge , de 1974, que también alcanzó el número 1, o Moonlight shadow , melodía publicada diez años después, romántica, mágica y tarareable en la misma medida. La segunda parte de Tubular bells llegó años después, en 1992, mientras que la tercera apareció en 1998. Una saga a la que este año le sucede la reedición del disco original con nueva masterización.

También coincidiendo con el aniversario se estrena en cines Tubular Bells: 50th Anniversary Tour , documental sobre la preparación del concierto celebrado en el 2021 en el Royal Festival Hall de Londres bajo la dirección de Robert Smith. Unos fastos a la altura de un disco que “no cuenta una historia, no hay concepto de nada”, sentencia Oldfield, dejando para cada cual el significado etéreo de una música que durante décadas sirvió como banda sonora de la modernidad.

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