Ayer volvió a surgir la magia que tiene la música de Mike Oldfield y lo que ha generado, sin querer, entre sus fans. Fadalack, y su ya larga experiencia y andadura de 13 años, nos volvió a cautivar a los afortunados que pudimos acercarnos a Cox en el día de ayer.
Esta vez la apuesta de Fadalack era clara: Tubular Bells entero, por su 50 aniversario, y gran parte del disco Crises por su 40 aniversario, ¿hace falta más?
Para muchos de los que aparecemos en esa foto, ir a Fadalack, ya no es solo disfrutar de dos horas de nuestra música favorita interpretada de manera exquisita por un gran número de maravillosos músicos, si no también es un momento inolvidable de pasar con las personas que tanto queremos y que por distancia, sólo nos podemos ver una vez al año.
Por supuesto, por mi cuenta, es la excusa perfecta para encontrarme con gran parte de mi familia tertuliana, que semanas antes ya estábamos organizándolo todo para poder vernos y darnos un gran abrazo. En esta ocasión nos unimos Anselmo, Diego Milenial, Diego One Houndred, Helios, Manu Herrera (por cuestiones obvias) y un servidor. Nada más vernos, es como si nos viéramos cada día, y a todos hacía más de un año que no los veía, pero sin embargo, tengo una relación estrecha a diario con cada uno, y es más que una familia.
Desde las 14 horas del medio día y hasta las 21 horas que empezó el concierto, se me pasó "volao" hablando y riéndome con ellos, y con muchos otros que pudimos ver por allí y que ya son fijos en cada Fadalack. Por allí, pude charlar con Manel, con Chus, con Pepe Cantos, con Arturo, con Saul, con Ángel, con Killing, con Pedro Pablo, y un largo etcétera de gente que comparte nuestra pasión. Estuvimos comiendo unas 15 personas en una pizzería cercana, y después nos sentamos en la cafetería del auditorio, donde se nos pasaron las horas charlando y riéndonos una vez más. Gracias a Manu, pudimos entrar unos minutillos a ver el ensayo final. Y después, nos fuimos poniendo en la cola a pesar de que quedaba hora y media para entrar.
Pero la guinda del pastel, fue sin duda, el maravilloso (otro más) concierto que vivimos en el auditorio de Cox. Como anécdota, estando en la cola ya cerca de hora y media y ya entrando por la puerta, me llevé la mano al bolsillo para sacar la entrada, y casi me da un infarto, porque había desaparecido. Rápidamente, reaccioné, y con voz de pánico le dije a Anselmo: "Anselmo, que no tengo la entrada, tío...". Entonces, empezó el pánico, pero rápidamente recordé que unos minutos antes, me había sacado el teléfono para sacar unas fotos y era más que probable que la entrada hubiese salido volando al sacar el teléfono. Salí de la fila, y puse mi vista al suelo buscando algún papel, y rápidamente pude ver la entrada boca abajo (menos mal) a pocos metros de donde estábamos. Aún y así, el susto me lo pegué.
A las 21 horas en punto salió al escenario todo Fadalack, capitaneado una vez más, por el gran Silverio (no en vano, tiene que medir más de dos metros el hombre), con el que pude charlar antes del concierto y darle mi enhorabuena al finalizar. Ejecutaron Tubular Bells íntegro, con el añadido de tener a nuestro compañero de tertulias Manu Herrera, ejecutando a la perfección sus partes de guitarra. De hecho, todos allí presentes podemos recalcar que la parte de 'Ambient Guitars' fue simplemente brillante... entre Anselmo y yo decíamos: "es que el hijo de p*** no ha fallado ni una nota". Todos los tertulianos, lo miramos fijamente y orgullosos le decíamos a todos: "¿qué os parece el de tertulias? es amigo nuestro". Fuera bromas, la obra más reconocida de Oldfield sonó de nuevo bestial con el interesante añadido de que en la parte de Sailor's Hornpipe añadieron a un violinista, que fue un punto a favor y algo que difirió de las otras veces que les he escuchado interpretando esta obra.
Igualmente, y tras un pequeño descanso de 10 minutos, el momento que todos esperábamos llegó... Fadalack, se atrevía a llevar la suite Crises al completo al escenario. Yo estaba que no me quedaban uñas, y una vez empezó a sonar, fue simplemente flipar. Además, tuvieron el detalle de incluir algunos visuales detrás que estuvieron de lujo y acompañaron a la perfección a la obra. La única pega que sacamos a lo largo de la suite, fue la mezcla de los instrumentos, tal cual la escuchamos de donde estábamos. El violín sonó demasiado fuerte y tapó a otros instrumentos importantes en algún momento en concreto, y cuando los dos baterías empezaron a hacer virguerías en la parte final de la suite, también sonó demasiado fuerte y otros instrumentos quedaron tapados. No es error de los músicos ni mucho menos, pero ahí la mezcla sonó algo extraña. Igualmente, cuando terminó, el auditorio se venía abajo, creo que con diferencia fue cuando más aplaudimos y gritamos.
Después Silverio, nos presentó a todos los nuevos integrantes de Fadalack, entre ellos al gran Manu, que de nuevo, se llevó una gran ovación, para así pasar a la parte final del concierto, donde se ejecutaron tres temas vocales de Crises, uno tras uno, de manera brillante. Moonlight Shadow fue interpretado por dos de las vocalistas, de manera muy sutil y con una gran belleza (con el pertinente comentario de Anselmo, de: "pues me gusta más que cuando lo canta Maggie Reilly"). In High Places fue el siguiente, con un merecido y bonito homenaje a Phil Spalding, que mientras sonó la canción pudimos ver detrás fotos de su visita a Cox hace unos años, antes de su triste fallecimiento. Simplemente decir que la interpretación vocal por parte del cantante, es la mejor que he escuchado en años. Y para finalizar, Silverio presentó al hijo de Tano (anterior guitarra solista de Fadalack) que se unió a la batería e interpretó Shadow On The Wall, con la sorpresa de interpretar a la perfección la versión extendida del tema, y Manu ejecutando brillantemente el solo adicional que suena en esa versión.
Y a pesar de que todo había acabado, la ovación del público fue tal, que los músicos se vieron obligados a aparecer de nuevo en el escenario y volver a interpretar el hit por excelencia de Mike, el eterno Moonlight Shadow. Así, se dio por finalizada la velada, que para muchos siguió, pues después hubo cena, pero quien os escribe y su deber de padre tiró más, y por ello, y tras despedirme de mis amigos tertulianos, partí a Cartagena.
Desde entonces, tengo un sentimiento de tristeza, porque me sentí (una vez más) tan bien allí con mis amigos tertulianos, que me entristece sólo poder verlos una vez al año y con suerte. Aunque para mí sean personas del día a día, y que comparto mucho más que con gente que conozco de mi ciudad, pero el vínculo que hemos creado en Tertulias Oldfield, es desmesurado. No hace falta decir, que muchos se nos acercaron de nuevo a saludarnos y felicitarnos por las tertulias, incluso quien os escribe firmó un par de ejemplares de su libro 'Taurus' de Mike Oldfield, lo cual me halaga totalmente. Siempre es un placer conocer cara a cara a gente que nos escucha casi día a día y que nos agradezca el hacer el podcast, porque sin duda sientes que algo bien estamos haciendo. Y si encima, tenemos la suerte de disfrutar de Fadalack, ya es cosa de otro mundo. Ahora toca volver a la realidad, y pensar que quedará otro año hasta que vuelva a vivir esta gran experiencia, una vez más. Ya estoy contando los días.